miércoles, 15 de octubre de 2014

Entre jetas y tarjetas,... ¿cerdos o ratas?



Aunque no deja de ser el chocolate del loro dentro de la vorágine expoliadora que invade a demasiados individuos dentro de las variadas instituciones que rigen los destinos socioeconómicas de este país, el asunto de las tarjetas Black con las que ochenta y tantos consejeros de Caja Madrid y Bankia dilapidaron más de 15 millones de euros a lo largo de nueve años, es claramente indicativo de la corrupción generalizada en las estructuras  de poder de la llamada marca España. Si bien ese montante ha indignado desaforadamente a propios y extraños apenas es casi una insignificante gota en el pútrido océano de corrupciones repleto de EREs, casos Urdangarín, Gürtel, Pujol, sobresueldos … y sobre todo cajas públicas saqueadas después de desvalijar los ahorros a sus clientes.

Todos ellos están repletos de jetas que se apropian de lo ajeno impunemente, y precisamente son los más destacados de éstos últimos, los causantes de la ruina de Caja Madrid y Bankia son los protagonistas de las famosas tarjetas en dinero negro con las que se lucraban sus consejeros, por si fueran poco sus jugosos sueldos, dietas y demás prebendas.  Los jetas de las tarjetas, dirigentes de las entidades citadas y representantes políticos, sindicales y empresariales en sus consejos de administración, muchos de los cuales acusaban a la ciudadanía de vivir por encima de sus posibilidades, y les pedían que se ajustaran el cinturón,  podían a través de ellas, dilapidarse entre 25.000 y 50.000 euros al año, más que el salario medio de los españoles, sin justificación alguna y sin declarar al fisco.

Ciertamente son grandes jetas, cuya definición en el diccionario de la RAE es desfachatez o caradura, pero también “hocico del cerdo”, y efectivamente se comportaron como auténticos cerdos, entre cuyas acepciones incluye la RAE la del famoso mamífero también conocido como puerco o marrano, aunque también aporta el matiz del exceso cuando se le añade el comparativo “como”; por ejemplo sudar como un cerdo, sangrar como un cerdo o comer como un cerdo. Se podría decir, pues, que en Bankia y demás han robado como cerdos, es decir en exceso, y también son cerdos en el sentido de que tienen mucha jeta. Pero tampoco es descartable afirmar que son tan miserables, pagándose vacaciones, ropa comida, ocio, alcohol y clubs, e incluso chucherías, helados y otras nimiedades como parking o billetes de metro, que son auténticas ratas, tal y como lo entiende la RAE en el sentido de personas despreciables y tacañas. Así pues nuestro universo sociopolítico y económico se encuentra seriamente marcado por jetas, tarjetas, cerdos y ratas, todos ellos muy democráticos. A ver cuando lo limpiamos, porque mientras consideremos triunfadores a todos esos impresentables trajeados y elitistas que viven en el lujo y la ostentación lo estaremos potenciando en lugar de combatirlo.

1 comentario:

  1. una verdadera mierda de transición/transacción vista desde el album de fotos... una triste sombra del franquismo la oligocracia del 78 que nos ha traido estos lodos y estos nodos... las promesas y las aternativas de los de siempre y de los neojesuitas de puño en alto y bambas de a cien euros abajo, han perdido todo su talento para encandilar pese a sustituir el candil por una tira de 'ledes'...
    las encíclicas siguen pesando más que nietzsche en esta cosa que llaman país...

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