En estadística, y en otras materias que utilizan guarismos, éstos
se consideran despreciables si no afectan significativamente a los resultados o
son insignificantes dentro del estudio o trabajo a realizar. El discurso
generalizado de los defensores del actual estado de las cosas, incluida la
unidad territorial, se caracteriza sobre todo por el desprecio a cuanto se
opone o cuestiona sus decisiones y opiniones. En ese sentido, y en cuanto a la última
consulta efectuada en Catalunya y auspiciada desde la generalitat para que sus
ciudadanos expresaran su voluntad de ser un estado y, en caso afirmativo, el
alcance de su independencia., desde el gobierno central trató de evitarse a
toda costa, calificándolo de ilegal y de antidemocrático, y demonizándolo de
cualquier modo posible, y una vez realizado continuó en la misma línea.
La actitud de esa persona que preside el gobierno del país,
y que secundan ciegamente sus adláteres, secuaces, defensores y seguidores
considera una cantidad despreciable la de catalanes que fueron a votar y señala
como fracaso que dos de cada tres no lo hicieran. De ese modo el innombrable
presidente popular desprecia profundamente los sentimientos y opiniones de uno
de cada tres catalanes que acudieron a unas urnas prohibidas, mientras aferra
sus posaderas a que uno de cada tres españoles respaldó a su partido en unos
comicios potenciados oficialmente y amparado en unas promesas electorales
incumplidas sistemáticamente desde su ascenso al poder.
Os felicito catalanes,
tenéis la mitad del camino hecho, porque quienes son despreciables en grandes
cantidades son ellos, nuestros ciegos gobernantes políticos. Recordad que a las
nuevas tendencias políticas como Podemos las tildan de populistas, antisistema,
comunistas e incluso terroristas y todo tipo de improperios con que intentar
desprestigiarlas, y en sólo seis meses ya les han aupado como primera fuerza política en intención
de voto directo de este país gobernado por cantidad de despreciables que lo destrozan a golpe de robo y decreto.